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Del grande y del chico
F.J. Aguirre
NUEVA intervención del coro Amici Musicae, en su 25 aniversario, que ofreció el noveno concierto del 35 Ciclo de introducción a la música en el Auditorio.Programa zarzuelístico (el adjetivo zarzuelero tiene connotaciones peyorativas), en esta ocasión con un ramillete de coros y algunas intervenciones a dúo o solista de las dos mejores voces aragonesas del momento: Beatriz Gimeno y Nacho del Río. Miguel Ángel Tapia al piano, y los directores del coro, Elena Ruiz y Javier Garcés, completaban el elenco que fue desgranando melodías, romanzas, seguidillas, mazurcas y jotas extraídas de esa panoplia casi inagotable de buenas composiciones del género grande y chico, varias de ellas alusivas a Aragón: “Los de Aragón”, de Serrano; “Gigantes y Cabezudos”, de Echegaray y Caballero; “El dúo de la africana”, de los mismos autores; “El guitarrico”, de Pérez Soriano y la ópera “La Dolores”, de Bretón.Nota negativa: la innecesaria amplificación de las voces de Gimeno y Del Río. Ambios poseen carácter y potencia sobrantes para prescindir de ese adminículo cuyo uso, lamentablemente, se va extendiendo por los escenarios, desnaturalizando la expresividad directa de unas voces que han sido educadas para mostrar su riqueza sin apoyos extraños. Un elemento que contradice esta práctica es la perfecta adecuación de la sala Mozart a una acústica directa de voces e instrumentos sin necesidad de amplificación. No necesitan de subterfugios para ser escuchados con eficacia. Esperemos que no cunda el ejemplo, no vaya a ser que aparezcan por la Mozart María Bayo, Roberto Alagna, Cecilia Bartoli o Carlos Chausson con un micrófono. Por lo demás, los Amici Musicae, bien, un tanto corta la cuerda de sopranos en algunos sobreagudos -“La del Soto del Parral”, por ejemplo,- pero suficientemente empastados, con ataques y finales precisos, mostrando veteranía y buen hacer, el mismo que lució el maestro Tapia al piano, como es habitual.
CORO AMICI MUSICAE
Beatriz Gimeno y Nacho del Río, solistas
Miguel Ángel Tapia, piano.
Directores: Elena Ruiz y Javier Garcés
Obras de Soutullo-Vert, Chueca, Serrano, Moreno Torroba, Chapí, Echegaray-Caballero, Bretón, Pérez Soriano y Falla.
35 Ciclo de Introducción a la Música. Sala Mozart. 1 de marzo de 2015.
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Muy grande Pogorelich
GRAN pulsión. Enorme envergadura en esos brazos. Ivo Pogorelich atacaba sus primeras frases con una expresión entre la grandiosidad clásica y el entusiasmo romántico. Así, el “WConcierto nº 2” de F. Chopin era materializado con absoluta seguridad en la digitación por el pianista de Belgrado, quien exhibió su proverbial dominio de la dinámica y de la intensidad del sonido. El músico estelar imprimió un destacado sentido del canto, dotando a sus frases de una articulación de claridad meridiana en el primer movimiento “maestoso”.Ahí estaba todo el espíritu de la música del genial Chopin, impregnada de los aires folclóricos de sus inefables mazurcas. Pogorelich disfrutó haciendo fluir la melodía, que sonó cantable y solemne a la vez. Muy grande, la orquesta, bajo la dirección de Juan Luis Martínez.Absolutamente ensoñador el comienzo del segundo movimiento en frases rebosantes de un cromatismo de efecto sanador del espíritu. Una maravillosa forma de concluir una intensa semana de trabajo. Ivo Pogorelich sumergió al público que llenaba la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza en una atmósfera entre lo real y lo onírico, desgranando cada pasaje con toda la delicadeza prescrita en la partitura del polaco. El pianista se recreó, con parsimonia -excesiva en su final- en cada uno de esos pasajes de adornos airosos y florituras de notas casi infinitas.. Mucho carácter de la cuerda orquestal en ese largo trémolo arropando al piano en un destacado movimiento lento.Pogorelich impactó en el “alegro” final con su virtuosismo fluido y natural envolviendo sus aires de danza con un estilo brillante, chispeante a veces. Muy material ese efecto orquestal de la cuerda en “colegno” y gran final, bien anunciado por la trompa, en una coda muy destacable.La Orquesta Sinfónica Goya, a la que se sumó el Coro Amici Musicae, siguió manteniendo un muy buen nivel en este concierto final de la Temporada de Otoño con la “Misa en mi bemol” de F. Schubert. La agrupación coral, junto a los cinco solistas, se mostró muy bien ajustada, equilibrada y empastada, sacando adelante con abundante matiz esta obra hermosa y comprometida, bajo la batuta de Juan Luis Martínez.
ORQUESTA SINFÓNICA GOYA
Programa:
Obertura “El arpa mágica”, de F. Schubert
Concierto para piano nº 2, Op. 21 de F. Chopin
Misa en mi bemol, D 950 de F. Schubert.
Piano: I. Pogorelich.
Coro: Amici Musicae
Solistas:
M. de los Llanos, B. Gimeno, M. Valdezate, C. Roca, I. Yeregui
Directores coro: E. Ruiz, J. Garcés.
Director: J. L. Martínez
XX Temporada de Grandes Conciertos de Otoño. Auditorio de Zaragoza. 30 de enero de 2015
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Muy notable fin de temporada
Luis Alfonso Bes
Largos sollozos otoñales, de violonchelo, hería, nuestros corazones con su languidez monótona. Grandísimo, Eros Jaca. Como si el propio Verlaine se hubiera inspirado en el chelista zaragozano para su famosa “Chanson d’automne”. Escuchábamos la “Elegías”, de D. Romero, donde la voz sugerente de Emilio Gutiérrez Caba fue declamando los textos alternados con el chelo de un sensible Jaca, que desgranó melodías frescas pobladas de elfos, violetas, otoños, muertes y esperanzas.
La velada de clausura de la 21ª Temporada de Primavera había comenzado con “Canción y danza para Dulcinea”, de A. García Abril, donde el oboe, protagonista de esta inspirada obra del turolense sonó con abundante elocuencia artística. Algo imprecisas esas trompas, no obstante, en la muy vivaz “Danza del camino”.
A la orden de Juan José Olives, la OCAZ-Enigma y el Coro Amici Musicae, se lanzaban con impulso a la interpretación del “Magnificat” de J.S. Bach. La agrupación se mantuvo decidida, resuelta, empastada y bien ajustada. A ellos se unieron los cinco cantantes solistas. La soprano Eugenia Boix lució una linea de canto cargada de lirismo y volumen, quizá, demasiado moderado. Enorme delicadeza de Eugenia Enguita en “Quia respexit”, introducida con adecuada humildad por el corno inglés.
Tan solo un atisbo de la genealogía de Jesús en “Omnes generationes”, y el coro dejó paso al “Quia fecit mihi magna”, donde Isaac Galán mostró un fraseo depurado y precisión notable. Francisco Vas y Sara Almazán, a dúo, produjeron una linea de canto empastada y, en general, bien equilibrada. Por separado, Vas mostró potencia, agilidad y afinación y Almazán imprimió a su voz buenas dosis de amabilidad y ternura.
El Coro del Auditorio, reducido a 44 miembros, a cinco voces, ofrecio una brillante actuación, coronándose en números como “Fecit potentiam”, auténtico desafío para un conjunto amateur donde ambos grupos de sopranos controlaron muy bien su volumen y los hombres ajustaron con precisión sus pasajes fugados. Quedó patente el intenso trabajo de ensayos. Con un jubiloso “Gloria Patri” rubricaban una de las mejores actuaciones corales que les hayamos escuchado en mucho tiempo.
OCAZ-GRUPO ENIGMA
PROGRAMA:
“Canción y danza para Dulcinea”, de A. García Abril.
“Elegías” de D. Romero
“Magnificat en re, BWV 243”, de J.S. Bach.
Violonchelo: E. Jaca
Narrador: Emilio Gutiérrez Caba
Coro: Amici Musicae del Auditorio
Dir. Coro: Elena Ruiz y J. Garcés
Director: Juan José Olives.
Grandes Conciertos de Primavera
Auditorio de Zaragoza, 15 de junio de 2015
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Atraídos por ‘Carmina Burana’
Luis Alfonso Bes
Si hay una obra del repertorio clásico capaz de llenar los auditorios reiteradamente, esa es ‘Carmina Burana’, de Carl Orff. Así sucedió, una vez más, anteanoche con un numeroso público, con cierto componente familiar e infantil, atraído por el fuerte tirón de esta obra. Como anécdota cabe mencionar el pequeño incidente que había sufrido el flautista, a quien se le había roto el instrumento momentos antes del concierto pero que, afortunadamente pudo solventar. El programa comenzaba con ‘Concierto para siete instrumentos de viento, timbales y cuerdas’, de Frank Martin. La obra del compositor suizo fue recreada con trazos interpretativos bastante firmes, en general, y el ensemble instrumental imprimió un carácter sensiblemente apoyado en los diálogos entre los diferentes instrumentos. un ensemble que exhibió la fluidez técnica necesaria para lucir la inusual orquestación de esta partitura, llena de color en sus peculiares armonías.
Y llegó el momento añorado por el respetable. El coro atacó el popular ‘O Fortuna’ con abundante empuje. La primera pieza de ‘Carmina Burana’ trajo una orquesta disciplinada y bien medida bajo la batuta de Hilari García. Rasgos que también resultaron notorios en ‘Fortune plango vulnera’. El coro sonó ágil, bien empastado y muy preciso en general. Especialmente agradable, esa voz de conjunto de las contraltos. Vicente Antequera, barítono, articuló con soltura su ‘Estatuans interius’ y cuajó una lograda interpretación de ‘Eo sum abbas’. El tenor José M. Delicado ofreció una sentida recreación de ‘Olim lacus colueram’. Muy destacable, la soprano María de los Llanos y, también, muy notoria la sección masculina del coro en ‘In taberna quando sumus’, adecuadamente arropada por la bien nutrida familia de la cuerda. Largos aplausos y ‘Noche de paz, como bis.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA
Programa:
Concierto para siete instrumentos de viento, timbales y cuerdas, de F. Martin
Carmina Burana, de C. Orff.
Cantantes solistas:
María de los LLanos
José M. Delicado
Vicente Antequera
Coros:
Amici Musicae del Auditorio
Director:
Hilari García Gázquez
Ciclo:
XXI Temporada de Grandes Conciertos de Otoño. Auditorio de Zaragoza. 20 de diciembre de 2015
Afinados, compactos, seguros
Comienza Festivayud. 11 de julio de 2014
Parece que algunos responsables políticos de fuera de la capital tienen claro que la cultura es un motor de desarrollo potente y que los festivales de verano son un aliciente absolutamente necesario para dinamizar la vida de nuestras ciudades y pueblos. La apuesta de Calatayud por la cultura está clara y se tiene claro que la cuarta ciudad de Aragón debe serlo también en el ámbito cultural.
Festivayud, con buen criterio, saca la programación a la calle y a recintos novedosos; en concreto el viernes se inauguraba en la plaza de España, que se llenó de luz y de espectadores para ver un espectáculo de carácter claramente popular pero cuidado en sus detalles. La inauguración corrio a cargo de la estrella local Nacho del Río, muy bien acompañado, que en vez de vestirse de jotero esta vez se puso el traje de gala y la pajarita para demostrar sus capacidades musicales más allá de la jota. Los acompañantes fueron la mezzo Beatriz Gimeno, el coro del Auditorio de Zaragoza Amici Musicae y Miguel Ángel Tapia al piano. Entre todos plantearon una velada muy agradable en torno a la zarzuela, con especial atención a la de temática aragonesa.
Miguel Ángel Tapia acompañó con brío las interpretaciones del coro y mimó a los cantantes.
Amici Musicae, a punto de cumplir 25 años, conoce los coros de zarzuela a la perfección, y tras adaptarse a cantar al aire libre en una noche fresca nos brindó interpretaciones acertadas y no exentas de un adecuado tono “zarzuelero”, bajo la cuidada dirección de Elena Ruiz y Javier Garcés.
Beatriz Gimeno está en su salsa en este tipo de espectáculos, disfruta mucho y eso se nota aunque no serviría de nada si detrás no hubiera una buena cantante de una seguridad apabullante, de timbre carnoso y homogéneo en todos los registros y sobre todo, tremendamente musical.
Nacho de Río asumió un repertorio que haría temblar a más de un tenor y salió airoso. Su formación y su voz son las de un muy buen jotero, y con esos materiales se enfrentó con total respeto al repertorio lírico; es destacable el uso de las medias voces y la limpieza general en la emisión, destacando la perfecta comprensión del texto incluso en momentos de silabeo complicado. Entre todos brindaron una muy agradable noche de verano.
GALA DE ZARZUELA
Gala de Zarzuela.
Nacho del Río y Beatriz Gimeno, voz.
Miguel Ángel Tapia, piano
Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza
Elena Ruiz y Javier Garcés, directores
Plaza de España de Calatayud.
Viernes, 11 de julio de 2014. LlenoContenido de la pestaña
Recuperando el sinfonismo español. 12-01-2013
FRUTO del trabajo realizado en Zaragoza desde el día 3 de enero eran los dos conciertos ofrecidos en el Auditorio de música por la Joven orquesta Nacional de España (JONDE) el sábado y domingo. Hablamos aquí del primero de ellos en el cual se incluyó la tercera ‘Sinfonía’ de Marqués en lugar de las piezas ‘alhambristas’ y de Debussy que fueron interpretadas el domingo en el Ciclo de Introducción a la Música.
Tras una delicada ‘Pavana’ dirigida con detalle por Temes, con precisas indicaciones sobre los matices, en la cual se escuchó una equilibrada orquesta y coro, fue interpretada la ‘Fantasía Coral’, obra cuando menos curiosa por su planteamiento instrumental y que, habiendo escrito años después la ‘Novena’, no puede oirse más que con una leve sonrisa. Un avance de lo que después haría Beethoven en el final de su obra cumbre entonces mejorado y aumentado. Buen trabajo de todos que desembocó en lo que más interés despertaba de la sesión, la composición de Marqués. La solista regaló una cuidada ?granada’ de Albéniz.
Marqués -más conocido en la actualidad por su zarzuela ‘El Anillo de Hierro’- cuenta con cinco sinfonías que se encuentran entre lo más destacado del sinfonismo romántico español y que el propio Temes ha grabado con la Orquesta Filarmónica de Málaga.
La tercera, de 1876, cuenta con buenas ideas musicales, solidez formal y una hábil instrumentación. Si acaso podría obviarse el tercer movimiento, un tema con variaciones que, aligera en demasía la obra haciéndola caer de los grandes y enjundiosos escenarios a los frívolos y vacuos salones; eso sí, sirvió para dar ocasión de lucimiento a los intérpretes en las distintas intervenciones camerísticas que incluye. La orquesta sonó poderosa gracias al trabajo realizado con la cuerda y la madera apoyada sin complejo por poderosas sonoridades de una generosa sección de metal y las puntuaciones de la percusión.
Se trata de un repertorio que está bien que se interprete y se dé a conocer aunque solo sea para hacer patria y airear los programas de conciertos con nuevas inclusiones.
La obra de propina la puso Julio Gómez y su hipnótica ‘Canción árabe’.
JOVEN ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA Y CORO AMICI MUSICAE
Director: José Luis Temes
Intérpretes: Vanesa García (soprano), Elena Ruiz (alto), Beatriz Gimeno (mezzosoprano), Carlos Salvador(tenor)
12 de enero de 2013
XVIII Temporada de grandes conciertos de otoño.
Crítico:Victor Rebullida
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Comienza el ciclo de las orquestas jóvenes. 02-02-2013
FIEL a su cita anual, el Ciclo Internacional de Jóvenes Orquestas inició su decimotercera andadura el sábado, 2 de febrero, con la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Castellón, dirigida por José Luis del Caño.
El programa, idéntico al que se ofrecería al día siguiente en el 33 Ciclo de Introducción a la Música, comenzó homenajeando al maestro Antón García Abril, con ocasión de su 80 cumpleaños, e interpretando sus ‘Cantos de Pleamar’, composición para cuerdas que figura entre lo más logrado del músico turolense.
El director supo diseñar con gesto amplio y pausado la atmósfera de inmensidades que imaginó el autor. La cuerda grave consiguió la sensación de profundidad que exige la obra, destacando los episodios en glissandi de violas y violonclelos. La tenue linea melódica de la pieza, de resonancias debussyanas, discurrió con facilidad a través de las sucesivas transiciones. El ritmo navegó certero entre las fluctuaciones descriptivas e impresionistas de la obra. Relevante final, con el solo de violonchelo sobre el marco armónico de la orquesta.
La segunda parte fue para una de las cumbres de la música: La Sinfonía nº 9 en re menor, Op. 125 de Beethoven. La orquesta al completo más el coro Amici Musicae y cuatro solventes voces solistas, realizaron una interpretación bastante consistente, con un inicio prometedor en el allegro maestoso.
El reclamo de las trompas sobre el trémolo de la cuerda, y la irrupción del viento con la declaración solemne del tutti orquestal, anunciaron un desarrollo de notable calidad, teniendo en cuenta el carácter estudiantil del elenco. La dirección de José Luis del Caño fue contundente, pero atenta a los matices, consiguiendo aclarar los abundantes pasajes laberínticos de la obra.
El tercer movimiento, adagio molto cantabile, resultó particularmente elocuente. El coro y los solistas vocales rindieron bien. Brillante la llamada inicial del barítono Toni Marsol. María de Félix y Beatriz Gimeno armonizaron con soltura y expresividad. Eduardo Aladrén se rehizo pronto, tras unos inicios titubeantes. Loa Amici Musicae, muy consistentes, destacaron por su contundencia y empaste.
ORQUESTA SINFÓNICA DE CSM DE CASTELLÓN.
CORO AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA
Soprano: María de Félix. Mezzosoprano: Beatriz Gimeno
Tenor: Eduardo Aladrén. Barítono: Toni Marsol.
Director: José Luis del Caño
Obras de García Abril y Beethoven
XIII Ciclo Internacional de Jóvenes Orquestas
Sala Mozart del Auditorio
Sábado, 2 de febrero de 2013
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Letra y música de altura. 18-02-2013
LA sección de cuerdas de la orquesta de Cadaqués, bajo la dirección de sir Neville Marriner, ofreció la segunda sesión de la XIX Temporada de Primavera en el Auditorio. Un concierto con letra y música desde su inicio, a pesar de que ‘La noche transfigurada’, de Schonberg, no se cante. Pero se transcriben en melodías los versos de Richard Dehrnel que un rapsoda leyó en castellano, en versión de Polo Vallejo, antes de la interpretación, por expreso deseo del director.
La música es un arte incorpóreo que no precisa objetos de referencia, pero a veces los sentimientos que expresa proceden de un tema argumental o de unos versos, como en el caso presente y en tantos otros. Todo sirve si contribuye a crear belleza. Y eso es lo que consiguieron los músicos conducidos por el veterano y venerado director británico.
Emoción contenida unas veces y desbordante otras en la partitura del austriaco, hilada con delicadeza por el conjunto, con algunos dibujos de mérito por parte de los solistas, en particular del viola principal y de la concertino de la orquesta.
Presagios, temores y esperanzas rodaron de las manos de sir Neville y se derramaron por el espacio en oleadas cargadas de emoción. Esta lectura expresiva, mas que anecdótica, fue la clave de la interpretación. El crescendo de los penúltimos compases, testimonio de una gran agitación anímica, tuvo resonancias épicas sin perder su carácter lirico.
En la segunda parte, con la incorporación de clave, órgano, corneta y oboe, se interpretó el ‘Gloria en re, RV 5891 de Vivaldi. Nuria Rial y Carlos Mena, junto con el coro Amici Musicae, corrieron con la parte vocal. La primera tuvo intervenciones espléndidas tanto en solitario como haciendo dúo con el contratenor, una de las mejores voces de su tesitura. El coro, sobre quien gravita gran parte de la obra, se mostro compacto, flexible y bien empastado. La fuga del ‘Propter magnam gloriam tuam’ estuvo muy conseguida. También el trío de oboe, órgano y violonchelo, que precede y acompaña el ‘Domine Deus’ de la soprano, resulto espectacular, resaltando la excelencia de su voz.
Como propina se escucho un Ave Verum’, de Mozart, de fina factura.
ORQUESTRA DE CADAQUÉS
Nuria Rial, soprano. Carlos mena, contratenor. Coro Amici Musicae
Director: Neville Marriner.
Ciclo: XIX Temporada de Grandes Conciertos de Primavera.
Lugar: Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.
Lunes, 18 de febrero de 2013
Francisco Javier Aguirre
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Gran música escénica. 03-03-2013
CONTINÚA el Ciclo de Introducción a la Música en el Auditorio de Zaragoza como uno de los ciclos de cultura popular más exitosos de la ciudad, con una ocupación de más de un 90% de sus butacas de media. Este domingo Io hacia con un concierto, producción propia del Auditorio, que tenía el gran interés de juntar una de las obras más fascinantes del siglo XX, como ‘La consagración de la primavera’, de Stravinski, con una selección de la música incidental de Peer Gynt de Grieg, que se da con cierta frecuencia como suite orquestal pero casi nunca con las partes cantadas como se hizo este domingo en la sala Mozart.
La música de Grieg es brillante y delicada a la vez y exige un importante control por parte del director que Hilari García Vázquez supo conseguir en todo momento. Todo en la obra estuvo en su sitio y, por ejemplo lo que en principio parecían tiempos excesivamente contenidos en el inicio del ‘En la cueva del Rey de la Montaña’ resultó ser un recurso dramático más que efectivo visto como se aceleró la pieza con la entrada del coro masculino. Amici Musicae aparecía por cuarta vez en este ciclo. Para ellos ha sido un esfuerzo importante que han superado con satisfacción viendo como pueden ser un coro de repertorio sin problemas.
Si en las intervenciones por separado quizás las féminas mostraron un sonido más redondo que los varones, todo el coro tuvo su gran momento en el ‘Himno de Pentecostés’ a capella, donde demostró su rotundidad en el empaste y una admirable capacidad para apianar sin perder un ápice de afinación. Formidable la soprano María de Los Llanos, una lírica plena de material carnoso, que supo llenar de emoción contenida la bellísima canción de Solveig.
En la segunda parte repetía ‘La ‘consagración de la primavera’ tras la formidable versión que, en su adaptación para banda sinfónica, brindara Miquel Rodrigo con la Banda del Conservatorio Superior. Es todo un reto para una formación académica como la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia enfrentarse a una de las partituras más intensas de la música del siglo XX. Todo estuvo en su sitio, precisión en los ataques, buenas intervenciones solistas y un sonido lo suficientemente grande marcaron una versión mas que digna de esta obra maestra.
FILARMÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA. CORO AMICI MUSICAE
Concierto de la Orquesta Filarmónica de Valencia
Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza
M. de los Llanos, soprano
A. Ibiricu, director del Coro
H. García, director
Obras de Grieg y Stravinski.
Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.
Unas 1700 personas.
Domingo, 3 de marzo de 2013
Juan Carlos Galtier
UN VERDI MUY BIEN PRESENTADO. HERALDO DE ARAGON. Lunes, 26 de marzo de 2012
CRITICA DE MUSICA|Víctor Rebullida
Un Verdi muy bien presentado
ENTRE sus óperas “Aida” y “Otello”, Giusseppe Verdi afrontó definitivamente la composición de esta “Misa de Requiem” -proyecto que traía en mente desde tiempo atrás -empujado por la muerte de su admirado Alessandro Manzoni. La obra cosechó el mayor de los éxitos en su estreno y desde entonces se la considera a la misma altura que sus mejores y más célebres obras para la escena.
Nuevamente han coincidido los filarmónicos de la Universidad de Valencia con Amici Musicae para interpretar juntos, en esta ocasión, este “Réquiem” verdiano. El coro del Auditorio presentaba una formación de alrededor de una centena de cantores que, cuando comenzaron con la frase “Requiem aeternam dona eis, Domine”, atendiendo escrupulosamente a las indicaciones de la partitura “sotto voce” y “sempre ppp”, vaticinaron una interpretación de alto nivel, confirmada seguidamente en el fragmento “a capella” “Te decet hymnus”, con un excelente ajuste en el contrapunto y en los planos vocales.
Se mantuvo, por parte del coro, esta plausible tónica en todas sus intervenciones; un grupo conjuntado y comedido en las dinámicas, atendiendo con fidelidad a las órdenes del director, consiguiendo notables “pianissimi” y precisas entradas así como buenos cierres de consonantes, especialmente en las tan descaradas eses finales, todo ello en una obra en la que un coro abundante tienes bastantes más exigencias que sobrecoger con el atronador “Dies irae”. Resolvieron el complicado doble coro fugado del “Sanctus”, con sosiego, sin apresuramientos y controlando un volumen correcto. A la orquesta la vimos muy trabajada, con gran compenetración y con un sonido muy homogéneo entre todas las familias instrumentales.
Gustó un cuarteto solista compensado, algo muy evidente en los pasajes desnudos de acompañamiento instrumental; este equilibrio se mantuvo en aquellos con orquesta y coro, luciéndose los cuatro con sus papeles.
Hilari García se mostró un director tranquilo, con gesto claro, comedido, sin señales superfluas que solo despistan, eficiente en su transmisión de información a los intérpretes y muy atento al coro.
ORQUESTRA FILHÀRMONICA DE LA UNIVERSITAT DE VALENCIA-CORO AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA
Director: Hilari García Gázquez.
Director de coro: Andrés Ibiricu.
Intérpretes: Orquestra Filhàrmonica de la Universitat de Valencia. Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza.
Erika Escriba, soprano; Pilar Vázquez, mezzosoprano; Vicente Ombuena, tenor; Arturo Pastor, barítono.
Programa: “Misa de Réquiem”, de G. Verdi.
Auditorio de Zaragoza. XVIII Temporada de Grandes Conciertos de Primavera. 24 de marzo de 2012.
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UN LEGENDARIO MARRINER DESPIDE LA TEMPORADA. Girona, 03-06-2012
XAVIER pasito Dorquestra de cadaqués
Joan Enric Lluna, clarinete; María Hinojosa, soprano; Marisa Martins, mezzosoprano; Albert Casals, tenor; José Antonio López, bajo; Coro Amici Musicae Zaragoza; Sir Neville Marriner, director. Obras: Concierto para clarinete y orquesta en la mayor KV 622, Requiem KV 626. Lugar: Auditorio de Girona. 03/06/2012.
Una de las últimas grandes obras de madurez de W. A. Mozart sirvieron domingo para despedir la temporada de este año del Auditorio, que tendrá un excelente apéndice en la programación del Noche de clásicos.
La primera obra se hizo muy conocida gracias al filme Memorias de África de Sydney Pollack. Su Adagio sin duda es una música que te hace volar y el magnífico solista que es Joan Enric Lluna en ofreció una interpretación de gran nivel. En este concierto sacó todo el virtuosismo que reclama el primer movimiento, la dicción alada del movimiento central y el carácter fresco y divertido del Rondo-Allegro final. Sin duda Luna supo iluminar una partitura de grandes exigencias en la que vertió a partes iguales grandes dosis de imaginación y sentido del humor. Después del gran magisterio demostrado en el concierto para clarinete de Mozart aún tuvo tiempo para ofrecer una breve pieza escrita de la mano del dedicatario del concierto en la que se pudieron escuchar algunas de las melodías más populares del maestro de Salzburgo.
La segunda parte del concierto estaba reservada a Sir Neville Marriner, director legendario que sigue siendo un excelente músico en activo a sus 82 años. A pesar de que dedicó muchos esfuerzos en la dirección del coro obtuvo un resultado muy meritorio en una obra como el Requiem que no por popular deja de ser muy compleja. El corazón Amici Musicae se mostró atento a sus indicaciones pero le faltó un influjo inportante de energía. Las articulaciones fueron correctas pero en general no pudieron conseguir una versión excepcional. Los contrapuntos no quedaron suficientemente claros y el tono general como grupo vocal no entusiasmo excesivamente. Donde sí estuvieron a muy buen lugar fue la orquesta que vale decir que iba “sola” con una sonoridad vibrante y bien recortada. Excelentes los timbres de las voces solistas. A última hora Albert Casals sustituyó al tenor previsto en el programa original Lluís Vilamajó.
Incombustible sir Neville Marriner. Zaragoza, 4-06-2012
COMO un paño de seda antigua recién estrenado, comenzó a sonar la Orquesta de Cadaqués bajo la batuta de sir Neville Marriner para iniciar el monográfico mozartiano con el que se cerraba el pasado lunes la XVIII Temporada de Grandes Conciertos de Primavera en el Auditorio zaragozano. Con gesto breve, el director dio orden de partida al vuelo sonoro que inició el clarinete de Joan Enric LIuna para poner alma en el ‘Concierto para clarinete y orquesta en la, KV 622’ del genio de Salzburgo. Pieza conocida que no admite fallos por parte de los intérpretes, obligados a mimar cada compás y cada nota, como hicieron desde el ‘allegro’ inicial hasta el ‘rondó-allegro’ final, pasando por el popularísimo ‘adagio’, una de las cumbres líricas del Mozart maduro.
Dotado de una técnica depu rada para el fraseo, Joan Enric LIuna domina igualmente la dinámica y la tímbrica del instrumento, consiguiendo una sonoridad diáfana y efectista. Su buen entendimiento con la orquesta, con la que colabora asiduamente, se tradujo en una versión de la obra llena de emotiva vitalidad. Para mantener la tónica autoral, regaló una propina compuesta de temas mozartianos.
El denso y complejo ‘Requiem en re menor, KV 626′ tuvo un inicio marcado por la serena solemnidad que impuso Marriner acentuando los graves y consiguiendo una entrada del coro llena de unción. El difícil contrapunto que plantea el ‘Kyrie’ fue resuelto correctamente por las voces, bien empastadas en todas sus intervenciones. La ‘sequentia‘ iniciada por la lectura coral del ‘Dies irae’ y seguida por las voces solistas a la llamada del trombón, resultó emotiva.
El tenor Albert Casals sustituyó al anunciado Lluis Villamajó por indisposición de este, y se asoció bien con sus cole gas, muy brillante su timbre en contraste con la cierta opacidad del bajo, José Antonio López. Las dos damas solistas, la soprano María Hinojosa y la ‘mezzo’ Marisa Martins, defendieron bien sus papeles, con cierto predominio volumétrico de la primera. El coro silabeó correctamente matizando los ‘legati ‘que generan un sugestivo contraste en los textos.
Mención especial al mérito de la actuación de sir Neville Marriner, que acaba de cumplir 88 años.
LA FICHA
Orquesta de Cadaqués
Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza
Neville marriner, director
Obras de Mozart
XVIII Temporada de Grandes Conciertos de primavera
Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza
Lunes, 4 de junio de 2012
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Desde la torre del Trovador.
Auditorio de Zaragoza, 22-06-2012
APOTEOSIS de dramatismo y belleza en la escena final de ‘Il trovatore’, donde Antonella Iacono (Leonora) tuvo anteanoche unos de sus mejores momentos. La cantante italiana ofreció una ‘D’amor sull’ali rosee’ bien servida aunque sin llegar al escalofrío. De voz opulenta y ágil, pero excesivamente vibrada, demostró capacidad para los matices y recursos de virtuosismo, en uno de los roles de soprano más exigentes de todo el repertorio operístico. Elocuente, su recitado en el ‘Miserere’. Una pieza que estuvo excelentemente introducida por el coro de hombres, que, a pesar de ser amateur, resultó un ornamento suntuoso, cantando muy bien la brillante partitura coral de Verdi.
El tenor Gastón Rivero estuvo desigual en el papel de Manrico. Tuvo números bastante destacados como ‘Ah sì, ben mio’, aunque marcado por su timbre de voz algo metálico. Le faltó el empuje y el volumen necesario para lucirse en la célebre ‘Di quella pira’, y fue deglutido por la orquesta en esos do de pecho que resultaron deslucidos.
Una orquesta que, aunque integrada por músicos en formación, exhibió una alta competencia desde el punto de vista interpretativo. No en vano sus instrumentistas llevan largos años de duro y minucioso estudio. Tuvieron momentos de gran brillantez en los actos 3 y 4 bajo la batuta de Juan Luis Martínez, que lo ajustó todo con eficacia y liderazgo.
Absolutamente magistral la mezzo Agostina Smimmero (Azucena), de voz amplia y potente, de graves sólidos y agudos seguros, que imperó con dominio en una tremebunda ‘Stride la vampa’, y resolvió con desenvoltura la página más original de la partitura: el recitativo ‘Condotta ell’era in ceppi’.
Ciertamente no tuvo su mejor noche el barítono Armando Gama (Luna), escaso de volumen en agudos, y carente de la agilidad necesaria en su aria del acto 2, a la que faltó potencia, nobleza y flexibilidad de linea de canto. Su voz resultó poco audible en varios pasajes.
Muy buen músico, cantante y actor, el bajo David Sánchez.
Muy bien los comprimarios y figurantes, entre cuyos lanceros vimos alguna cara conocida.
Sobria pero correcta esta versión semiescenificada de la ópera verdiana ambientada en la Aljafería.
‘IL TROVATORE’
Música: Giuseppe Verdi
Libreto: S. Cammarano y L.E. Bardare
Cantantes: G. Rivero, A. Iacono, D. Sánchez, A. Gama, A. Smimmero; M. Seraponte, S. Sorrentino.
Orquesta: Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Aragón
Coro:Titular del Auditorio
Director Coro: Andrés Ibiricu
Director musical: J.L. Martínez.
Auditorio de Zaragoza, 22-06-2012
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La voz no tiene edad. Auditorio de Zaragoza, 20-12-2012
CON el título de “Adeste fideles”, los Amici Musicae se dieron cita en la noche del 20 de diciembre para cantar la Navidad. Las secciones infantil, juvenil y de adultos del coro ofrecieron un recital amplio y variado que abarcó composiciones de todas las épocas, de Monteverdi a los contemporáneos, pasando por Mozart, Grieg, Saint-Saëns, Fauré… e incluyendo algunas tonadas de origen popular. Acompañando a las voces, el piano y la viola en algunas piezas.
Bajo la dirección de Andrés Ibiricu, la sección de adultos arrancó con el “Cantique de Jean Racine”, de Fauré. Buen empaste, dinámica matizada con acierto y equilibrio de las cuerdas caracterizaron la interpretación, que prosiguió con “Tollite hostias, del “Oratorio de Navidad, Op.12”, de Saint-Saëns, también con Miguel Ángel Tapia al piano.
A continuación salió a escena el coro juvenil, dirigido por Javier Garcés, para interpretar canciones de grieg, Monteverdi y Lauridsen. Compuesto por 50 adolescentes y jóvenes, con predominio de mujeres (28 a 22) se desenvolvió con soltura y buena armonización. Intervinieron primero las chicas, mostrando algún apuro en las tesituras altas. A continuación los chicos cantaron con gusto una breve pieza de Monteverdi, terminando todos con una lectura conjunta de “O nata lux”, de Lauridsen; el ensemble es ya una realidad prometedora que madurará con tiempo y esfuerzo. Este bloque de medio centenar de voces, en una edad menos propicia que otras por diferentes motivos, es uno de los logros más meritorios de la iniciativa de Ibiricu y sus colaboradores.
Y por fin los niños, la gran promesa al mismo tiempo que gozosa realidad. Rondando también el medio centenar (predominio absoluto de las chicas: 39 a 8) contaron con la participación de Priscilia Borobia, soprano y de Alberto menjón, al piano, para interpretar cuatro fragmentos de la “Messe Basse” de Fauré. La dirección de Isabel Solano consiguió resultados sobresalientes en afinación, ataque, conjunción vocal, fraseo y modulación.
En la segunda parte se invirtió el orden de actuación: niños, jóvenes y adultos volvieron a lucirse en diferentes obras clásicas, modernas y populares que incluían el conocido “Pequeño Tamborilero”.
CORO AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA
Andrés Ibiricu, Javier Garcés e Isabel Solano, directores
Miguel Ángel Tapia y Alberto Menjón, piano.
Alodia Villar, viola
Priscilia Borobia y María Castiella, sopranos
Obras de Monteverdi, Mozart, Fauré, Saint-Saëns, Grieg, Lauridsen, Andreo, Sarasola y otros.
Sala Mozart, jueves 20 de diciembre de 2012
CARL ORFF AGOTA LAS ENTRADAS. HERALDO DE ARAGON. Martes, 15 de febrero de 2011.
CRÍTICA DE MÚSICA – Luis Alfonso Bes.
CARL ORFF AGOTA LAS ENTRADAS
Si hay una obra capaz de atraer al gran público esa es ‘Carmina Burana’ de C. Orff. Con ella, una vez más, se colgó el cartel de localidades agotadas en el Auditorio de Zaragoza a pesar de que venía en versión adaptada para percusión y dos pianos acompañando a coro y solistas.
El concierto comenzaba con el coro, reducido, atacando a capella tres motetes de A. Bruckner, demostrando estar en un buen momento artístico bajo la dirección precisa y eficaz de Juan Luís Martínez. Coro y director estuvieron especialmente inspirados en ‘Locus iste’, que trajo un remanso de armonías bien empastadas.
Vendría luego la música coral de F. Schubert con ‘Chor der Engel’ y también con el delicioso ‘Der 23. Psalm D 706’, negociado con delicadeza por las voces femeninas. En ‘La pastorella al prato’, no obstante, los hombres, solos, protagonizaron una entrada en falso. Algo que ningún artista debe permitirse sobre un escenario. El coro se amplió hasta más de cien miembros para atacar el bellísimo ‘Glaube, Hoffnung und Liebe’, también de Schubert, donde mostraron un destacado equilibrio vocal y una articulación notablemente evolucionada. Muy logrado efecto de ese piano a cuatro a manos de Oliver y M. Reynoso, en ‘Kantate für Irene Kiesewetter’, cantado con dicción transparente por el coro zaragozano.
La cantata escénica ‘Carmina Burana’ sonó original en versión de Percusiones del Conservatorio Superior de Música de Aragón, dotada de una calidad tímbrica inusual. Los dos pianos, no obstante, quedaban ahogados sirviendo la base armónica-melódica, en sustitución de los formidables llenos orquestales de la partitura del muniqués. Su lucha resultó desigual ante un coro infantil y adulto enorme, que conoce esta partitura a la perfección y que, a las órdenes de Martínez, estuvo más matizado que nunca.
F. Piqueras salió airoso de esos agudos baritonales y luego sacó bien a flote sus pasajes en falsete. Excelente S. Garzía, que, con la comicidad exigida por su papel, quitó rigidez al espectáculo, y magnífica E. Enguita que repartió abundante música manteniendo bien la columna sonora con afinación impoluta, impostacíón profunda y muchísima belleza en sus frases.
PERCUSIONES DEL CONSERVATORIO SUPERIOR Y COROS “AMICI MUSICAE”
Cantantes: E. Enguita, S. Garzía y F. Piqueras.
Programa: “Carmina Burana”, de C. Orff y obras corales de A. Bruckner y F. Schubert.
Pianos: O. Oliver y M. Reynoso.
Directores de coro: I. Solano, J. Garcés y A. Ibiricu.
Director: J.L. Martínez.
13 de febrero de 2011
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MIXTO DE BALLET Y ZARZUELA. HERALDO DE ARAGON. Martes, 8 de marzo de 2011.
CRITICA DE MÚSICA | Luis Alfonso Bes
Mixto de ballet y zarzuela
EL violín emergió sobre la ‘cadenza’ del arpa, enlazando una bella cooperación sonora de lucimiento notable. La batuta de Hilari García introdujo, luego, a la sección de cuerda y a las maderas, en una fiesta de cohesión armónica abundante, por el diálogo de violonchelo y violín. Era la escena dos (Paso de acción), de la suite de ‘El lago de los cisnes’, de Peter I. Chaikovski, escena cuyo final, no obstante, resultó excesivamente lánguido.
La Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia es una formación integrada por universitarios. Una agrupación preprofesional de calidad, como también lo son las formaciones homólogas aragonesas del Conservatorio Superior de Música de Aragón (la Sinfónica, la Camerata Aragón, Percusiones, etc.), capaces, todas ellas, de asumir, con empuje, buena parte de la carga de programación de las salas zaragozanas en tiempos de recorte presupuestario.
La orquesta estuvo muy brillante, en general, como sucedió en ese canto fascinante del oboe sobre el trémolo de la cuerda con adornos del arpa, en el moderato inicial. Fue todo un indicio del nivel interpretativo que iban a mantener los valencianos, en cuyo podio el nuevo titular, Hilari García, relevaba definitivamente a Cristóbal Soler.
García reguló el sonido con gesto amplio y preciso, gobernando bien los matices. Hubo momentos de gran énfasis de danza, donde no resulté difícil imaginar las evoluciones de los grandes bailarines como R. Nureyev o N. Baryshnikov, que convirtieron en mítico este ballet.
La segunda parte trajo piezas populares de zarzuela, donde el Coro del Auditorio de Zaragoza cumplió bien en ese ‘silabato’ del coro de barquilleros de Chueca, brilló en el del ‘Dúo de la Africana’, sacó adelante esos pasajes de difícil afinación masculina en el de románticos de ‘Doña Francisquita’; bien acompañado por los levantinos, cuya proverbial calidad en sus secciones de viento aportó una bella atmósfera al preludio de ‘La verbena de la Paloma’.
Largos aplausos trajeron, como bises, el explosivo intermedio de ‘La boda de Luis Alonso’, de G. Jiménez, y la ronda de enamorados de ‘La del soto del parral’, de Soutullo y Vert.
ORQUESTA FILARMONICA DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA
Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza.
Director: Hilari García.
Director de coro: Andrés Ibiricu
Programa:
El lago de los cisnes: suite. Op. 20, de P.I. Chaikovski.
Selección de Piezas de zarzuelas de
F.Chueca, M.Fernández Caballero, A. Vives y T.Bretón.
XXXI Ciclo de Introducción a la Música.
Lugar: Auditorio de Zaragoza.
Fecha: 6 de Marzo de 2011.
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EL PODER DE MOZART. HERALDO DE ARAGON. Domingo, 19 de junio de 2011.
CRITICA DE MUSICA| Juan Carlos Galtier
El poder de Mozart
UNA vez más todo el equipo del Auditorio se ha volcado para brindarle al público la única ópera posible de calidad que se puede dar por ahora en Zaragoza, aun partiendo de las limitaciones del propio Auditorio para este género, y hay que agradecerlo. Decía Juan Ángel Vela en la conferencia introductoria a esta “Flauta mágica” que el verdadero poder de esta ópera es su música. Así, lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de escenificar “La flauta” es no interferir con el lenguaje musical y ese es el primer mérito de la producción del Auditorio. Alfonso Pablo vuelve a demostrar aquí su respeto por la ópera con una dirección respetuosa con las intenciones mozartianas se dedica a jugar con los factores de éxito clave de la ópera, en especial con sus dibujos de Papageno y Monostatos. La escenografía, dentro de las limitaciones que impone el no ser el Auditorio un teatro de ópera, fue simple pero funcionó, jugando con unas columnas de “leds” de color cambiante y unas elegantes proyecciones de Pepe Melero. Muy logrado maquillaje y el trabajo de vestuario, clásico 100%.
Así, la música de Mozart mandó, música que vino servida por Juan Luis Martínez, buen conocedor de las versiones historicistas que optó por la claridad de texturas y la ligereza de tiempos pero sin quitar solemnidad a los momentos que lo requieren ni el empaque necesario a la obra. Claro que para plantear una versión así hace falta una respuesta orquestal muy alta y esa la obtuvo de la Orquesta del Conservatorio Superior, que, una vez más, brilló con luz propia. Cuerdas perfectamente empastadas y claras y vientos rotundos. Del primer reparto proveniente de Friburgo destacar lo compacto del mismo, se nota el trabajo de conjunto. El Sarastro de Zinchenko fue la nota más negativa por su timbre hueco y falta de proyección musical; el Tamino de Zambrano, que fue de menos a más, estupendo tanto escénica como musicalmente el Papageno de De Souza; cumplió sobradamente Lee como Reina de la Noche y brilló por timbre, proyección y color la Pamina de Laferi. Muy bien las tres damas, cumplieron los tres muchachos al igual que el resto de pequeños papeles provenientes de Amici Musicae, que, por cierto, superó con holgura este nuevo reto mozartiano, sumándose al brillo general de la noche.
Del segundo reparto decir que Jesús Quílez lució buena línea vocal aun siendo demasiado lírica su voz para el papel. Estrella Cuello controló su emisión y dibujó una Pamina muy juvenil. A Salvador, Sarastro también le va grande pero tiene posibilidades como bajo. Isaac Galán ha pasado de promesa a firme realidad con una soltura vocal y escénica digna de cualquier escenario. De Enguita esperábamos una estupenda Reina de la Noche y no decepcionó, siendo especialmente sus agudos los que le auguran una brillante carrera.
“LA FLAUTA MAGICA”, DE W.A. MOZART
Solistas de la Hochschule für Musik de Friburgo, solistas locales.
Coro Amici Musicae. A. Ibiricu, director.
Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Aragón.
A. Pablo, director escénico. J.L. Martínez, director.
Auditorio de Zaragoza, Viernes 17 y sábado 18 de junio. Lleno
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Los frutos del trabajo y la dedicación. Heraldo de Aragón. Miércoles, 21 de diciembre de 2011
CRÍTICA DE MÚSICA/Juan carlos Galtier
En tiempos tan convulsos como estos, los ejemplos de trabajo y superación deben ser reforzados, y sin duda Amici Musicae, el coro del Auditorio de Zaragoza, representa estos valores de modo ejemplar.
Dicen los directores de coro que es fundamental para la salud del mismo cantar repertorio a capela, por eso este concierto es no solo un regalo al público, sino una excelente ocasión para que el coro realice este ejercicio. Y fue muy evidente que el director del coro, Andrés Ibiricu, sigue seguro del material que tiene entre manos, ya que comenzó el programa con tres obras de Mendelssohn que precisaban limpieza y claridad. Aquí el coro estuvo a la altura exigida, con una afinación lograda, ataques precisos y un bellísimo unísono en piano para cerrar la obra.
Tras Mendelssohn llegó Mozart, que sirvió para disfrutar una vez más de Beatriz Gimeno en el bellísimo “Laudamus” de las “Visperas KV399”. Ella y el coro lucieron un estupendo sentido de la frase musical, brindando un momento de serena belleza. En el canto de Navidad intervino Jesús Quílez, sin gran proyección aunque elegante y musical.
Después de los mayores, le tocaba el turno al coro juvenil, que hizo una aparición muy teatral con canto llano. Sorpendió lo bien entonado y lo rotundo del bordón grave. Tras ello llegó “Victoria”, que tuvo la limpieza exigible para tan delicada pieza. El “Salve Regina” de Jansson es un ejercicio complicadísimo sobre el original gregoriano, en el cual los jóvenes dieron una lección de trabajo conjunto y de saber estar en un repertorio difícil.
Y con el listón tan alto entraron los peques al escenario, el coro infantil, que empezó aún acompañado del coro juvenil, afrontando con arrojo un canto típico estonio. Tras esto, y ya solos, lograron la tan difícil afinación en coros infantiles, aparte de pianos bellos como el inicio del famoso “Duerme negrito”. Acabaron esta primera parte con el bello ejercicio de percusión corporal incluído en “Bi biotz”, de J. Guerrero.
La segunda parte tenía que ser obviamente más ligera que el “tour de force” que fue la primera y los villancicos hicieron que público y cantores disfrutaran de lo lindo.
Una sociedad que pretenda estar sana no debería ni plantearse rebajar apoyos a proyectos como este.
CONCIERTO DE NAVIDAD DEL CORO AMICI MUSICAE
Directores: A. Ibiricu, I. Solano y J. Garcés
Lugar: Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza
Fecha: miércoles, 21 de diciembre de 2011
Asistencia: unas 1200 personas
LOS PLANETAS Op. 32 NEPTUNO. GUSTAV HOLST. 07-03-2010
HERALDO DE ARAGON. Miércoles, 10/03/2010
CRITICA DE MUSICA-Juan Carlos Galtier
GRANDES “PLANETAS”
LA VERDAD es que muchas veces no somos conscientes del lujo que supone el poder escuchar el repertorio más exigente en todo su esplendor pagando lo que cuesta un desayuno en una buena cafetería, y eso es lo que se produjo una vez más este domingo en el auditorio.
La protagonista de este nuevo lujo fue la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia, una orquesta que por su calidad (siempre teniendo en cuenta que estamos hablando de una orquesta de estudiantes) se ha ganado un puesto fijo en las programaciones del auditorio. En este caso la obra elegida era una pieza que no se programa demasiado, porque no sólo necesita unos efectivos orquestales más que notables sino además exige un coro femenino que canta tan solo unos minutos, hablamos de “Los Planetas” de Gustav Holst.
Como breve preludio a la música británica, los jóvenes valencianos tocaron la “Fantasía sobre una Fantasía de Alonso Mudarra” de José Luis Turina. La Fantasía es un estupendo ejercicio orquestal que los valencianos llenaron brillantemente de color.
Y luego vino el espectáculo; Marte es el brillante inicio de la pieza de Holst, que hoy tanto nos recuerda a “La Guerra de Las Galaxias” cuya banda sonora inspiró. Los metales aquí fueron rotundos y acertados en este inicio, acompañados por una sección de cuerda compacta y unas maderas que no desentonaban brindándonos así una versión de muchísimo porte.
La dirección de Cristóbal Soler es acertada pero se le nota la escuela valenciana que le hace buscar siempre sonoridades brillantes; en una obra como ésta esas sonoridades son imprescincibles, pero no es menos cierto que hay que tener cuidado en no perder la tensión en los momentos más ligeros; así, a Mercurio le faltó algo de ligereza y se notó algún desajuste. En Venus pudimos disfrutar del alto nivel interpretativo de alguno de los jóvenes solistas como el violín y el oboe.
Sin embargo, la mañana deparaba una sorpresa agradable añadida: las voces femeninas de Amici Musicae, que cantaron desde las puertas inferiores de la sala Mozart, creando un efecto misterioso muy adecuado a la obra. Son pocos minutos cantando, pero de una dificultad notable, y las mujeres del coro zaragozano superaron el reto. Hoy en día el coro zaragozano ha demostrado de sobra que puede dar la talla en cualquier repertorio: esperemos que no les falten apoyos.
“LOS PLANETAS”
Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia y voces femeninas del Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza.
Andrés Ibiricu, director del coro.
Cristóbal Soler, director.
Obras de Turina y Holst.
Auditorio de Zaragoza, domingo 7 de marzo, lleno
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Hacia la gran ópera. 18, 19 y 20 de junio de 2010}Heraldo de Aragón, 20 de junio de 2010
PUCCINI lloró tras presenciar, por vez primera, la muerte de Mimí. Es una de las escenas más conmovedoras de todo el repertorio operístico. A más de uno se le hizo un nudo en la garganta rememorándola en la actuación de Ainhoa Arteta de anteanoche. A ese brillante clímax contribuyó en gran medida la orquesta. Ahí estaban esos 70 músicos, estudantes del CSMA, dirigidos por Juan L Martínez rematando, con fuerza dramática, el tema de la última aria de Mimí.
El reclamo de los “200 artistas en escena”, nos alertaba ante un probable espectáculo operístico en la línea de los producidos por un auditorio no concebido para la ópera representada. Agradable sorpresa. El área escénica de la Mozart aparecía convertida en un extenso escenario teatral con zona proscénica en bajo a modo de foso orquestal. El montaje de Alfonso Pablo, el mejor de los vistos aquí, es eficaz y logra una ambientación que permite seguir la trama sin complicaciones ni anacronismos. El segundo acto, en la terraza del Café Momus, resultó especialmente logrado, con un destacado trabajo del coro, coro infantil y comprimarios, que Martínez dirigió con eficacia. Apoteósica la orquesta. Rotundo el barítono Toni Marsol.
Ainhoa Arteta estuvo emocionante en ‘Mi chiamano Mimi’ regulando el volumen con dominio, al igual que en su siguiente dúo con el tenor Gastón Rivero, quien la acompañó al unisono en el ascenso a ese vibrante do agudo final. Arteta cuajó en “Donde lieta uscì” una bellísima interpretación apianando en un delicado hilo de voz. Rivero, de volumen suficiente para el papel de Rodolfo, cantó muy bien su ‘Che gelida manina’, uno de los números más esperados, y mostró facilidad en el do de pecho. Buena dotación de armónicos, timbre algo metálico, afinación impoluta.
Montserrat Martí cantó mejor que nunca, con una dinámica articulatoria cada vez más precisa, y aprovechó su momento estelar, el vals de Musetta “Quando me’n vo” actuando con credibilidad.
Muy destacado el vestuario y también el movimiento escénico.
Un paso firme en la búsqueda de la adecuación de esta sala para la gran ópera.
LA BOHÉME
Música: G. Puccini. Ubreto: L. Illica y G. Giacosa.
Cantantes: Ainhoa Arteta, Montserrat Martí, Gastón Rivero, Toni Marsol.
Orquesta Sinfónica del CSMA y Coros del Auditorio.
Director escenico: Alfonso Pablo.
Director musical: Juan Luis Martínez.
Auditorio de Zaragoza. 18 de junio de 2010.
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La novena que defraudó al público. 17 de diciembre de 2010
La novena que defraudó al público
Decía ayer Andrés Ibiricu que la novena de Beethoven es patrimonio de la humanidad y por lo tanto para tocarla hay que estar a la altura. La Orquesta Sinfónica Fok de Praga y el Coro Nacional Checo dirigidos por Gerd Albrecht parecían unos mimbres sólidos, más si a ellos se unía el estupendo coro local Amici Musicae.
Y así llegó la esperada novena que, tras un inicio confuso, pareció remontar algo el vuelo a lo largo del extenso primer tiempo y, sobre todo, del segundo, a pesar de ver cómo los músicos pasaban absolutamente de las indicaciones del director, que tampoco era un exceso de expresividad en la batuta. Y así llegamos a la pausa del tercer movimiento, en la que la salida de los coros y solistas rompió la poca concentración que se había logrado. No parece de recibo que coros y solistas no puedan estar ya en escena desde el principio de la sinfonía. ¿Qué ganan estando fuera esa media hora?. Después vino la banalización del tercer movimiento, que en vez de un adagio pareció un andante con moto de nula expresividad. Cuando llegó el presto final (tras un ataque desordenado) esto no lo levantaba ni el pasable cuarteto vocal (salvo la soprano, que caló) ni los estupendos Amici Musicae acompañados, los únicos a la altura de la obra.
CONCIERTO DE LA ORQUESTA FOK DE PRAGA, CORO NACIONAL CHECO SOLISTAS. CORO NACIONAL CHECO, CORO AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO.
Directores: Andrés Ibiricu (Coro) y Gerd Albrecht (orquesta).
Programa: Obras de Beethoven.
Lugar: Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.
Fecha: Viernes 17 de diciembre de 2010.
Asistencia: Lleno
Carmina Burana. 01/03/2009. Cristóbal Soler
Clasicos populares.
NI UNO, NI DOS, ni tres. Cuatro son los virtuosos de la trompa requeridos para interpretar una de las partituras más originales y vibrantes de R. Schumann: su ‘Konzertstück para cuatro trompas’. Y ahí estaba la orquesta universitaria valenciana, con sus solistas al frente, dejando patente la buena reputación de los músicos de viento del Levante español. Es la trompa un instrumento harto indómito, del que resulta difícil refrenar alguna nota calada, que, de hecho, se escapó en el primer movimiento. No obstante, esos cuatro artistas, en pie, vertieron abundante música fluida, a las órdenes de Cristóbal Soler, quien transmitió el impulso vital que todo músico de orquesta necesita ver desde su atril Muy logrado el resultado tímbrico en el ‘Romanze’ Algo asíncrona la entrada de las trompetas. Mucha bravura en los pasajes rápidos del último movimiento, que obtuvieron los bravos enfervorizados del público.
Música clásica, la hay que arraiga en el público y la hay que no. Y si existe un ejemplo del primer aserto en el siglo XX, ese es Carmina Burana de C. Orff. Una obra tremendamente popular, de la que pudimos presenciar una inolvidable puesta en escena durante la Expo, hace solo unos meses, en el majestuoso escenario del Palacio de Congresos; ahora vacío y silencioso. Si en aquella ocasión el Jin Xing Dance Theatre representaba esta cantata escénica con todo el fasto de mímica y ballet con las “iimágenes mágicas” exigidas por Orff, Soler, anteanoche, traía la versión concierto habitual, más habitual. Entre los cantantes, disfrutamos de Eugenia Enguita, una soprano que nos gusta cada vez más y que ha alcanzado un destacado nivel artístico, que quedó patente en su ‘Ave formosissima’. De ‘fiato’ intachable y timbre etéreo, logró una expresividad fluida, produciendo elevadas dosis de emoción. El contratenor Sergio García, el cisne, cumplió muy bien en su ‘Olim lacus coluerant’ donde estuvo seguro y explícitamente cómico como exige la partitura. Buen efecto de ese fagote. El barítono César San Martín, algo oscurecido por la orquesta al principio de su ‘Estuans interius’, recuperó protagonismo destacando con adecuado volumen y marcialidad este canto de libertad. Buen trabajo del coro y un muy notable papel del director al frente de esta formación universitaria que sonó muy profesional.
LA FICHA |
Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia y Coro Amici Musicae
Programa: Konzertstück para 4 trompas, de R. Schumann;
Carmina Burana, de C. Orff
J. Chanzá, R. Sales, E. Cullell, D. Cuenca, trompas
E. Enguita, soprano. S. Gracía, contratenor, C. San Martín, barítono.
C. Soler, director.
Auditorio de Zaragoza, 1 de marzo de 2009.
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La Traviata. 26, 27 y 28 de junio de 2009. Juan Luis Martínez
El Heraldo de Aragón 26-06-2009 (Ópera)
Violeta en vaqueros
“Por segundo año una ópera de producción propia cierra la temporada del Auditorio de Zaragoza con éxito de público. La parte escénica de esta Traviata estuvo cargada de buenas intenciones pero con errores evidentes y alguna que otra incoherencia. La escena de Violeta y Germont pecó de lejanía física excesiva y los trajes y decoración nos trasladaban a un presente difuso entre los 80 y la rabiosa actualidad (reconocí una lámpara de Ikea) con algún toque local (¿qué pintan los cabezudos de Zaragoza en “La Traviata”?). Pero falla lo importante, que es la dirección de actores que dependió de las dotes de los mismos. No obstante, el personaje de Violeta fue creíble por su indumentaria… vaqueros, y por el físico y dotes de su intérprete. La Orquesta del Conservatorio vive un dulce momento, disfrutan tocando y eso se nota, los dos “Preludios” de esta ópera son de difícil afinación y sonaron estupendos. Martínez concertó con precisión y musicalidad e intentó hacer frasear a todos logrando un gran momento en el concertante final del segundo acto, pero debe controlar el volumen de los “forti”, que en muchos momentos fue irritante y tapó sin misericordia a solistas e incluso al coro. Amici Musicae cumple sin problema cualquier compromiso y tras sus últimos retos, “La Traviata” fue pan comido para ellos. Eso sí, nos gustaría un día poderlos ver a todos actuando en un escenario y no semiagazapados. Pero al final si en “La Traviata” no hay cantantes, no hay ópera ni emoción. Y por suerte los hubo, empezando por un equipo solvente de comprimarios. Tony Marsol estuvo lastrado por una gestualidad decimonónica; vocalmente empezó con una voz cavernosa que fue timbrando y se impuso con autoridad en su aria a pesar de la falta de naturalidad. Gastón Rivero dibujó un Alfredo algo tosco pero vocalmente resuelto y entregado. Y la joya de la noche fue Violeta. Hay pocas sopranos del panorama internacional que saquen hoy una Traviata algo más que solvente y entre ellas hay que situar a Minerva Moliner: da el físico y tiene un bello timbre con un vibrato controlado al final de las frases. Superó los escollos del papel y recreó una Violeta frágil y juvenil, que lució tanto en la coloratura (dio el agudo no escrito del “Sempre libera”) como en un “Addio del pasato” de fina factura; un nombre con el que contar para el futuro.
LA FICHA |
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La Traviata |
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Juan Carlos Galtier.
Sueño de una noche de verano. S. L. del Escorial. 5 agosto 2009
Noche shakespeariana en la sierra: de Tchaikovsky a Mendelssohn, de la mano de Solokov, Pou y la Orquesta de Cadaqués Interpretación de la Op.35 de Thaikovsky, y del “Sueño de una noche de verano” de Mendelssohn
Julio Castro – laRepúblicaCultural.es
Es una lástima que Solokov, con la pieza de Tchaikovsky interpretada junto a la Orquesta de Cadaqués, fuese absorbida por el apabullante montaje de Sueño de una noche de verano que vendría a continuación. Una espléndida noche musical reunía en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, en la sierra madrileña, un programa que, pese a lo diverso no era nada asonante en su resultado.
La Orquesta de Cadaqués, a cargo de Jaime Martín, traía en la primera parte del programa, a Valery Solokov como solista, para interpretar el Concierto para violín y orquesta en re mayor, Opus 35, escrita por Thaikovski en 1878. Esta pieza, que siempre me ha parecido que combina de manera muy progresiva los momentos de más fuerza con aquellos que conducen el tema, permitieron destacar las dotes interpretativas del joven violinista (recordemos que cuenta con tan solo 23 años y una notable carrera) que, más allá de la simple transcripción musical de la partitura le otorga su propio estilo, a veces de manera más divertida y desenfadada a lo largo del último movimiento, pero también remarcando más las notas y las cuerdas en los trémolos de diversos pasajes. No es sencillo destacar en este auditorio entre 28 componentes de cuerda más, porque la disposición de la misma hace que el sonido sea muy absorbido hacia la parte posterior del escenario, lo que rebaja el volumen de percepción, pero además, es un espacio muy sensible a la distribución espacial, por lo que pudimos comprobar que, simplemente con pequeños cambios de postura del solista, variaba notablemente la audición de su instrumento. Y sin embargo, una buena parte del público no pudo por menos que lanzarse a una ovación tras el primer movimiento.
Y pese a la diferencia en la orientación de ambas partes de la noche, el director y la orquesta supieron estar a la altura de los cambios en una y otra parte, acompañando o tirando del carro musical según fuese la circunstancia.
De la segunda parte, ya volcada en la obra de Mendelssohn y Shakespeare, con ese Sueño de una noche de verano, decir que se nos ofreció incluso más de lo esperado, ya que realmente, las iluminaciones que complementan la labor musical, instrumental, coral y también la narradora, son un hermoso trabajo. El Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza, en sus breves participaciones, dio como resultado un buen trabajo. Por su parte, intervinieron las sopranos Raquel Lojendio y Mª Eugenia Boix, la primera con una voz bien clara y definida, en tanto que la segunda con un sonido más líquido y dulce que, personalmente, me enamoró más.
La magnífica voz y la lectura teatral de Josep Maria Pou no dejan nada que añadir al resultado final de la obra, aunque a veces falta un poco de integración entre orquesta y narración que, siendo un primer estreno, tampoco es de extrañar, pero que podría facilitarse reduciendo los efectos de cambio de ubicación y de efectos de iluminación sobre el actor (o, sin duda, con más representaciones).
En fin, que envidio a quienes hoy tendrán esa luna sobre sus cabezas en Peralada, porque será el verdadero sueño de este verano.
Programa:
I Parte
Piotr I. Tchaikovski (1840-1893) Concierto para violín y orquesta en re mayor, Op.35
Allegro Moderato
Canzonetta. Andante
Finale. Allegro Vivacissimo
II Parte
Felix Mendelssohn (1809-1847) Sueño de una noche de verano, Op. 21 y 61
Texto: William Shakespeare
Traducción: Salvador Oliva
Obertura – Allegro di molto
I. Scherzo – Allegro Vivace
II. L’istesso tempo / Marcha de las hadas – Allegro Vivace
III. Canción de las hadas – Allegro ma non troppo
IV. Andante
V. Allegro appassionato
VI. Allegro
VII. Nocturno – Con moto tranquillo
VIII. Andante
IX. Marcha Nupcial – Allegro vivace
X. Allegro comodo / Marcha fúnebre – Andante comodo
XI. Danza de los payasos – Allegro di molto
XII. Allegro vivace come I
XIII. Finale- Allegro di molto
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Noches de Zarzuela. 16, 17 y 18 de octubre de 2009
Reciclando con zarzuela
COGER un espectáculo, hacerle algunos retoques y volverlo a presentar un año más tarde puede verse o bien como falta de imaginación o como apuntarse a una fórmula que de cara al público es un éxito seguro.
Visto así el acierto es grande y se produce el doble objetivo de entretener a la gente en fiestas y hacer caja.
Otra cosa es la calidad intrínseca del espectáculo y aquí tenemos que destacar lo mismo que el año pasado, un espectáculo así, nace cojo por la falta de orquesta a pesar de que Miguel Angel Tapia acompaña bien desde el piano y se las sabe todas en estas lides. La zarzuela es un espectáculo lírico en el cual el color orquestal es fundamental.
El repertorio tenía como base las zarzuelas de tema aragonés y un ramillete de números sueltos de variado interés; en ese contexto se hace difícil de entender que pintaban los fragmentos de la Traviata, más allá de aprovechar que Amici Musicae los tenía frescos tras las funciones de junio.
Respecto al elenco empezaremos por el coro, que seguramente está centrado en su próximo y titánico compromiso malheriano y que aquí se dedicó a cumplir con la profesionalidad que no tienen en sentido estricto y sin embargo les caracteriza. La sección femenina empezó algo destemplada en el coro de barquilleros con su difícil parlato pero se fueron entonando y fueron los que le dieron solvencia junto a Tapia al espectáculo.
Respecto a las voces de todo hubo. Santiago Sánchez Jericó tiene la voz tocada, y las pérdidas de impostación y cambios de color son notables, no obstante el artista es listo y sabe meterse al público en el bolsillo. El bajo-barítono Luis Romero es una voz zarzuelera pero le falta un punto de empuje.
Respecto a las voces femeninas María de Félix a pesar de poner toda la carne en el asador tiene problemas de afinación y engolamiento. Tuve el infortunio de oír por la mañana una grabación de la Lorengar de la canción de Paloma, y la paloma de la De Félix no remontó el vuelo en comparación.
La mejor voz de la noche fue la de Beatriz Gimeno, de grato timbre, que brindó junto a Tapia lo más novedoso de la noche, el invento de la jota jazz de salón con una bella versión de la Magallonera que gustó y enfadó a los más puristas. Por lo demás, Berna como siempre,
Nobleza baturra con su elegancia habitual. Eso sí, el público divirtiéndose de lo lindo.Al final, de eso se trataba.
LA FICHA
Reciclando con zarzuela
Noches de Zarzuela, romanzas y coros célebres de Zarzuela.
Coro Amici Musicae. Nobleza Baturra. M.A.Berna, baile, J. Tejedor, violín, B, Gimeno, mezzo, Mª de Félix, soprano, S. Sánchez Jericó, tenor, L. Romero, barítono. A, Ibiricu, director del coro. M.A. Tapia, piano. Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, viernes 16. Lleno.
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Sinfonía nº 8 de Mahler. 4-5/XI/09. Pamplona y Zaragoza
El Diario de Navarra. Viernes, 6 de noviembre de 2009
MAHLER (1860-1911) dirigió el estreno de esta Sinfonía, fechada en 1906, el 12 de septiembre de 1910, en Munich. Fecha dorada en la historia de la música y de los conciertos. Alma Mahler, mujer del músico y dedicataria de la partitura, recordaba que “la tensión de todo Munich y de los extranjeros llegados para el concierto era increíble. Ya el ensayo general había sumido a todo el mundo en el entusiasmo, que rebasó los límites la tarde del concierto.
Cuando Mahler apareció sobre el podio de director, todo el público se puso de pie en silencio absoluto. Fue el homenaje más conmovedor jamás rendido a un artista. Yo estaba en un palco, casi desvanecida de emoción. Mahler, divino demonio, dominaba las masas colosales, que se transformaban en fuentes de luz. Cada uno de los presentes en la sala vivió una experiencia de fuerza inconmensurable.” En la sala, decenas de famosos y notables, a los que debemos abundantes testimonios. Fue el mayor triunfo del compositor en toda su vida y su última actuación en Europa, pero Mahler llevaba la muerte en la cara, según Bruno Walter (1876-1962), su adjunto de dirección en Viena desde 1901 y mahleriano imprescindible. “Estaba muy envejecido y me dio miedo”, atestiguó la gran Lilli Lehmann, doce años mayor que Mahler. Quizá era el mismo Bruno Walter el joven cuyas palabras recogió Richard Specht: “Va a morir pronto. Mirad sus ojos. No es la mirada de un triunfador de la vida, en busca de nuevas victorias, sino el hombre sobre cuyo hombro ha puesto la mano la muerte”.
De los asistentes al acontecimiento, acaso el juicio musical más interesante sea el de Julius Korngold (1860-1945), critico estricto y padre de Erich Wolfgang: “Esta sinfonía tan noble, tan alegre y bella, me pareció revelar la transformación faustiana de Mahler y su ascensión a las más altas y puras moradas de la creación musical. Se elevaba por encima de sus contemporáneos, conquistada la distancia que otorga la muerte”. Korngold, sin explicitarlo, señala las dos raíces de la sinfonía para solistas, coro doble y nutrida orquesta, -no con solistas y coros, según acota Marc Vignal, conspicuo especialista en el autor austrobohemio-, obra con dos partes, basadas en el Veni, Creator Spiritus y en la escena final, del segundo Fausto de Goethe. Dos textos separados por diez siglos y algo más importante, fundidos en una obra sutilmente unitaria, única y rara en los ciclos de conciertos, dadas sus exigencias de plantilla. “Los Mil”, dijo la publicidad hace casi un siglo, pero hay que entender ese número como hoy el de las manifestaciones. Anteayer los mil no llegaban a cuatrocientos, una muchedumbre, sin duda, pero no demasiados.
Tarde histórica también aquí la de anteayer, por varias razones. En primer lugar, la versión, poderosa, impresionante desde el neto -sorprendente, diría- acorde inicial del órgano pleno –Volles Werk, indica Mahler- más chelos y contrabajos y el Veni, Creator Spiritusal canto final del “Eterno femenino que nos eleva” y “Todas las cosas efímeras”, versión llevada en todo momento con pulso firme y sereno, atento y matizado. En ese resultado debemos resaltar la prestación del coro, rotundo, sin vacilaciones en los ataques, excesivo quizá en algún momento de los agudos, si no supiéramos que las voces afrontan un trato despiadado. Los coralistas pueden sentirse muy satisfechos de su trabajo. Cuando Gergiev hizo saludar los primeros a los escolanos no se dejaba llevar por sentimientos paternalistas. Los niños, particella en mano en medio de la orquesta, cumplieron perfectamente su papel: Mahler no es un fin de curso colegial. Y, en fin, la orquesta y los solistas rusos. La orquesta, (15,11,10,8 y 7 en la cuerda),espléndida toda la noche, con dos momentos inolvidables: la introducción, muy matizada y clara de textura,de la segunda parte, esos 166 compases cuajados de indicaciones expresivas, única sección orquestal de la sinfonía, y, en el último número, la exhibición de los metales, redondos y cálidos, bruñidos pero no hirientes. Y, en fin, los ocho solistas, jóvenes, frescos de timbre, estupendos de calidad vocal y de técnica -la primera mezzo, magnífi- ca- , con innegable sentido teatral en la expresión. Gergiev les hizo poquísimo caso, porque a estas alturas no debe necesitar abrumarles con indicaciones. Ocho voces aquí ignotas, oportunas para desbaratar falsas famas y contrastar aldeanerías paletas.
De lo dicho cabe deducir que el máximo protagonista de la velada fue Gergiev. No sé cuántos conocerían, al comenzar el concierto, quién es este ruso en el ámbito actual de las batutas mundiales. Sin excentricidades ni un gesto de más, llevó la obra, tremenda, con segura musicalidad, férrea en el compás la primera, sin batuta la segunda. Excepcional y elegante, sin agobios, sin escorzos.
No quedamos sin saber qué cantante ponía voz a cada uno de los ocho personajes. Pero, sin informes bajo manga, consta que un coro de casa puede cantar aquí con un general que trae su tropa.
Ficha del concierto
Octava Sinfonía, en mi bemol mayor, “Los Mil”, de Gustav Mahler.Intérpretes: Anastasia Kalagina, y Ludmila Ddinova, sopranos. Zlata Bukychva, Olga Savova y Viktoria Yastrebova, mezzosopranos. Sergei Semishkur, tenor. Alexei Markov, barítono. Yevgeny Nikitin, bajo-barítono. Orfeón Pamplonés y su Escolanía, Amici Musicae y su Escolanía, de Zaragoza. Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Director: Valery Gergiev.Directores corales: Igor Ijurra y Juan Gaínza Berro (Orfeón Pamplonés y su Escolanía, respectivamente), Andrés Ibiricu ) e Isabel Solano (Amici Musicae y su Escolanía)Incidencias: Baluarte. Miércoles, 4. Lleno total. Ovación inmediata, densa y mantenida diez minutos a lo largo de las repetidas salidas de director, solistas y directores corales, recrecida cuando Gergiev hacía levantarse a los coralistas o les señalaba, los primeros los escolanos, ovación a la que se sumó desde el primer momento la orquesta. La pantalla sobre la boca del escenario facilitó la traducción de los textos latino y alemán, pero no éstos, también ausentes en el programa de mano.
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Heraldo de Aragón 7 de noviembre de 2009
MAYORIA DE EDAD
CUANDO hace 15 años se inauguró el Auditorio de Zaragoza, pensaba que se debería haber inaugurado con la octava sinfonía de Mahler. Ahora todos hemos madurado y me he dado cuenta de que una obra como ésta requiere madurez en todos sus elementos; madurez en el público, madurez en los intérpretes, la necesaria para conjuntar el trabajo de tantos músicos, y madurez en quien la programa para que todos los mimbres en una obra así funcionen a la perfección.
Así, el concierto del jueves suponía la confirmación de una mayoría de edad que la programación del Auditorio viene mostrando ya desde hace años, mezclando con sabiduría el apoyo a los grupos estables de nuestra tierra con los más grandes intérpretes y orquestas del mundo. En este panorama, programar la octava de Mahler, llamada de los mil por el tremendo contingente coral e instrumental necesario para interpretarla, era toda una reválida al trabajo de estos años y la reválida fue pasada ‘cum laude’.
Los mimbres eran los adecuados: una de las mejores orquestas europeas con su efectivo director y el coro Amici Musicae del Auditorio, al que se unió el Orfeón Pamplonés, coproduciendo el espectáculo con el Baluarte pamplonés.
Y la cosa funcionó, la obra de Mahler es un inmenso fresco que requiere una precisión casi milimétrica en el encaje de sus elementos y se consiguió. La orquesta del Mariinski es de una solvencia técnica difícilmente superable, cada familia funciona a la perfección y encaja en el todo sin problemas.
La cuerda logró pianísimos de gran intensidad y los metales estuvieron potentes en todo momento sin ser estridentes. El equipo de solistas del teatro ruso era de una categoría inatacable: voces grandes, musicales, que superaban la barrera de la orquesta y cantaban con el melodismo que Mahler exige.
Gergiev impuso una visión muy teatral de la obra, es un director que no rehúye el dramatismo pero que lo usa con gran inteligencia y los suyos le responden milimétricamente.
Respecto a los coros, decir que no fueron dos sino uno y estuvieron a la altura de las circunstancias, superando los escollos de esta dificilísima partitura. El Orfeón Pamplonés y Amici Musicae lograron emocionarnos con su interpretación. Tras meses de trabajo, al llegar el ‘Chorus Mysticus’ final, a muchos se nos erizó el vello de la emoción.
LA FICHA
Solistas y Orquesta del Teatro Mariinski, Coro Amici Musicae y Orfeón Pamplonés.
Dirección: Valery Gergiev. Dirección de los coros: Igor Ijurra y Andrés Ibiricu. Programa: ‘Sinfonía nº8, llamada ‘de los mil’, de Gustav Mahler. Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Jueves 5 de noviembre. Lleno.
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Crítica de la revista en vivo de Baluarte sobre Valery Gergiev.
El director general y artístico del Teatro Mariinskyde San Petersburgo oficia, en las artes y en los negocios, como un mariscal de campo. Es un hombre excesivo, hiperbólico, casi sobrenatural; para muchos, un genio de nuestro tiempo; para otros (¿envidia?), un talento sobrevalorado. Por segunda vez, Valery Gergiev(1953) subió al escenario de Baluarte el pasado 4 de noviembre. En esta ocasión, para dirigir una obra “tremenda”—en acertada palabra de un crítico pamplonés—, la Octava Sinfonía de Gustav Mahler (1860-1911), apodada “de los Mil” porque Mahler la ideó para 850 cantantes y 171 instrumentistas. En Baluarte no fueron tantos, pero requirió el concurso del Orfeón Pamplonés, del coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza y de sus respectivas escolanías. Además de la Orquesta del Teatro Mariinsky y de 8 solistas. Alrededor de 400 personas, en total. Gergiev llegó en jet privado desde Valencia el mismo día del estreno. Su ayudante se había encargado de los ensayos previos con la orquesta y los coros. La noche anterior había dirigido en el Palau de les Arts la versión íntegra (¡5 horas!) de la ópera Los troyanos de Berlioz (1803-1869) con la Fura dels Baus y la Orquesta y el Coro de la Comunitat Valenciana. Caminos cruzados: el Orfeón cantará en Baluarte la próxima temporada (12 y 13 de febrero) el Carmina Burana de Carl Orff (1895-1982) escenografiado por el grupo catalán dirigido por Carlus Pradissa. Y la cosa no terminó ahí: desde Pamplona viajó a Zaragoza para dirigir la Octava por segunda vez, y desde allí volvió a Valencia, donde su otra orquesta, la del famoso Ballet Kirov, hoy Ballet Mariinsky, ofreció un programa durante tres días consecutivos. El público, que llenó Baluarte, dio por bueno el resultado: nada menos que diez minutos de ovaciones. La crítica coincidió en el aplauso. No se sabe qué encomiar más: si el empaste y la precisión de los coros, la calidad de los cantantes solistas, la exactitud de la orquesta o la maestría de un director que dirige el imponente edificio musical de la Octava sinfonía sin aspavientos, sin despeinarse, como si se tratara de una delicada pieza de cámara interpretada por unos pocos músicos. Tal vez ahí radique la excepcionalidad y el poder de Gergiev, el Grande.
El Periódico 7-10-2008(Zarzuela)
Agotadas todas las localidades. No hubo ni un solo asiento libre en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza durante la celebración del espectáculo de Zarzuela, romanzas y coros célebres que ayer levantó el telón en la primera de las tres representaciones programadas para estas fiestas del Pilar. Y esta imagen de una sala Mozart repleta solo cambiará de personajes durante la representación de esta noche y en el pase de mañana. El resto del atrezzo que acompaña a los artistas será exactamente el mismo porque las entradas están agotadas desde hace varios días. De hecho, la excelente acogida del público zaragozano provocó que la organización prorrogase un día más, hasta mañana miércoles, el espectáculo de zarzuelas. La de mañana no fue una excepción y los tickets para asistir a este último pase se agotaron el mismo día de su puesta a la venta al público.
Artistas de la talla de la soprano Beatriz Gimenez, el tenor Santiago Sánchez Jericó, el violoncelista Jordán Tejedor, el grupo Nobleza Baturra o el bailarín Miguel Ángel Berna son solo alguno de los artífices del éxito de la representación. Un triunfo que comenzó en el mismo momento en el que los miembros del Amici Musicae Coro del Auditorio hicieron su entrada sobre el escenario de la sala Mozart. La protagonista de la primera parte fue la soprano Beatriz Gimeno, a la que acompañó en su interpretación musical el piano de Miguel Ángel Tapia.
Para contemplar a uno de los máximos atractivos del cartel, Miguel Ángel Berna, hubo que esperar hasta las estampas finales del primer y segundo acto, aunque su mano como coreógrafo se notó en cada una de las interpretaciones. Como decorado, el escenario adoptó una selección de los dibujos y grabados más representativos de Goya, mientras los cantantes desgranaban un repertorio de canciones en los que, cómo no podía ser menos, la jota interpretó el papel protagonista. Cada uno de los participantes dibujó sobre el escenario un cuadro de imágenes musicales que quedaron perfectamente engranadas gracias al piano de Miguel Ángel Tapia.
Hubo participaciones que fueron especialmente apreciadas y aplaudidas por el público asistente. Entre ellas, la del tenor Santiago Sánchez Jericó y su interpretación de la jota de la zarzuela El trust de los tenorios o la participación del grupo Nobleza Baturra.
Zarzuela, romanzas y coros célebres es una producción propia del Auditorio de Zaragoza que se gestó e ideó en el marco de la Expo. La primera versión de este espectáculo se estrenó el pasado 7 de septiembre, durante los actos de celebración del día de Zaragoza en la muestra de Ranillas. Esta producción era una versión mucho más reducida que la que ayer pudo disfrutar el público del Auditorio, con poco más de treinta minutos de romanzas y zarzuelas tradicionales aragonesas, frente a las dos horas que alcanza el formato que se representa durante estas fiestas del Pilar.
Una de las particularidades de este espectáculo es que ha sido diseñado por artistas aragoneses y que estos interpretan las zarzuelas más conocidas de la música popular de la comunidad. Artistas consagrados y de renombre se han unido para participar en un espectáculo que ya se pudo calificar como un auténtico éxito mucho antes de que el público aplaudiese la entrada de los artistas sobre el escenario.
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Críticas al concierto de Mahler el día 12 de junio de 2008
«Todavía andaban besándose entre las filas del palco de las autoridades cuando fueron saliendo al escenario, entre aplausos, los maestros de la Filarmónica de Israel, provectos y serios como manda el Talmud, en un desfile interminable. Mahler necesita siempre esa masa orquestal de cien músicos. Y después entró el gran coro Amici Musicae tenso ante la cita, que ocupó su sitio detrás sin mover una pestaña.
Se hizo un silencio largo y apareció Zubin Metha de frac para meter a todos en el Allegro Maestoso de la Segunda Sinfonía Resurrección, desde un estrado sin atril ni barandilla, dos peldaños por encima del mundo. Sonaba la orquesta poderosa, como un gran buque en avance por el océano de la música, el capitán llevándolo seguro por pasajes de calma y de galerna, sin descanso. La batalla titánica de Mahler entre el optimismo y la decepción que diagnosticara Freud. El canto de dolor de un mundo que sufre. El arpa goteaba.
Era la víspera de la gran cita de hoy en Ranillas. Francisco Pellicer, el director general adjunto de contenidos de la Expo declaraba: “Estamos con alta tensión positiva. Es un momento emocionalmente muy fuerte, de muchos logros”. Roque Gistau estaba tranquilo: “Hemos hecho los deberes”. Y luego, “parece que todo viene bien” con ese venir confiado y centrípeto que dice mucho más que ir, porque añade alegría. Y el cronista, Domingo Buesa, dijo haber detectado en la calle la sensación de fiesta “somos los anfitriones”. Todos se saludaban optimistas.
Al llegar el momento de intervenir el coro muchos tuvieron la sensación de que aquello era “lo más parecido al cielo”. Miguel Ángel Tapia explicó que hubo que convencer a Zubin Metha para que aceptara a Amici Musicae. Ayer hubo gente que salió llorando de la Sala Mozart.»
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De El Periódico
«Zubin Mehta dirigiendo a la Israel Philarmonic Orchestra y el Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza, consiguieron ayer ofrecer un concierto redondo.
El adjetivo tiene que ver con que en notación musical la palabra redonda es la que corresponde a una nota que llena todo un compás ( en tiempo 4/4). Pues eso es lo que hicieron ayer todos estos grandiosos músicos en el Auditorio de Zaragoza llenar no un compás, sino el aforo completo del mismo, y el espacio, de notas magistralmente enlazadas por todos ellos.
Un concierto de esta envergadura es un hito musical en la hitoria de Zaragoza, porque traer al posiblemente mejor director de orquesta de nuestros tiempos, ponerlo al frente de una extraordinaria orquesta, a la que acompañó un coro de unas 125 voces y con el que brillaron Talia Or (soprano) y Catherine Wyn-Rogers (mezzosoprano) excelentes, hace que no sea un concierto más de los que se vean todos los días en cualquier escenario del mundo.
Todo ello permitió afrontar un programa complicado y técnicamente dificil como es la Sinfonía nº 2 de Do m. Resurrección de Gustav Mahler. El resultado de tanto esfuerzo fué un concierto en tono mayor. Grandioso y espectacular, con momentos de sobrecogimiento por la fuerza y la intensidad con la que se tiene que emplear la orquesta y contrastados con pasajes de un romanticismo y pianíssimos extremos.
Creo que los conciertos de altísimo nivel programados en el Auditorio de Zaragoza con motivo de los Fastos de la Expo no pudieron tener mejor inicio que éste de ayer, tal vez insuperable, pero desde luego que lo programado tiene mucho atractivo para seguir disfrutando de música de primerísimo nivel mundial.»
de Internet
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«Pequeña gran zarzuela». Concierto de Zarzuela 29/12/2008
Los ingredientes en la velada del lunes eran buenos: intérpretes solventes y género lírico español, y así el público respondió llenando la sala Mozart. La orquesta de Cadaqués se presentó en su versión más reducida, con una cuerda mínima, pero aun así demostró que un repertorio como la zarzuela no requiere de muchos músicos pero sí de un grupo bien empastado y profesional. La orquesta afrontó varias de las piezas del género más conocidas, incluyendo el famoso intermedio de La boda de Luis Alonso en los bises, y presentó versiones que daban el pego para el escaso número de músicos que había. Los de Cadaqués se las saben todas y sacaron adelante el reto con dignidad.
Cada vez se ve más cómodo y profesional, aun sin serlo, al Coro Amici Musicae, que estuvo en su sitio, sacando adelante sin problemas todos los números encomendados. Y se pudo apreciar su nivel como grupo al ver cómo apoyaron a una corista que sufrió un desvanecimiento durante la actuación. Hay que decir que el director de la velada no pareció muy atento al coro y no hizo salir al final del concierto a su director; fue sin duda una falta de consideración hacia una formación que ha cantado ya con músicos notables.
Pero la protagonista era la voz, la de un tenor y la de una soprano mediática. José Luis Sola es un tenor lírico ligero de escaso volumen pero que utiliza muy bien sus recursos y dota cada interpretación del acento adecuado, se nota que tiene buena escuela. Eso sí, tuvo que sufrir la orquestación más vulgar posible de la bellísima Granada, de Lara. Tan tosca era esta orquestación que tapó al tenor en los momentos en que la melodía debe lucirse más.
Y por último la diva, Ainhoa Arteta, que ya es, por suerte, habitual en nuestra ciudad. La Arteta disfruta en este momento de una envidiable madurez como cantante. Solucionados los antiguos problemas, hoy, cantando, nos recuerda a Mirella Freni, con un timbre lírico pleno y un vibrato controlado que usa con inteligencia para realzar los efectos dramáticos. Su gran momento fue la romanza de La Marchenera donde se la vio a gusto, disfrutando de su generoso canto.
Aunque en la canción de La paloma del Barberillo nos hizo sentir añoranza de la mejor Paloma de la historia: nuestra Pilar Lorengar. ¿Dónde estaría hoy una cantante de su nivel?
LA FICHA
Gala de zarzuela
Ainhoa Arteta, soprano. José Luis Sola, tenor. Coro Amici Musicae. Orquesta de Cadaqués.
Director del coro: Andrés Ibiricu.
Director: Miquel Ortega.
Obras de Chueca, Chapí, Serrano, Soutullo y Vert y otros.
Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Lunes 29 de diciembre. Lleno.
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